En la Biblia en hebreo, el pasaje de Elías en el Monte Carmelo tiene algo que me llamó la atención. El verbo usado en hebreo para describir el fuego descendiendo del cielo, ni bien Elías había acabado de orar, muestra que el fuego descendía de manera suave y tranquila hasta reposar sobre el sacrificio.

Por lo tanto, imaginé lo siguiente: si el fuego hubiera descendido con violencia, ruidos y truenos, el pueblo hubiera temido al fuego y no al Dios que lo había hecho descender. Sin embargo, descendiendo suavemente, demuestra la presencia de Dios, tranquila, con el dominio en Sus manos.

En ese ambiente, el pueblo vio al fuego descender tranquilamente, consumir el holocausto ante los ojos de todos, como si el propio Dios estuviese descendiendo allí para recibir lo que Le estaba siendo ofrecido.

Es así también que Él llena el corazón de las personas con Su Presencia, con Su Espíritu. ¡Puedo imaginarme qué maravilloso!

¡Dios los bendiga!