Conversión de una musulmana – PARTE I
Este es el testimonio de Lily Freeman, una musulmana que nunca había oído hablar del Espíritu Santo, pero se convirtió al cristianismo después de pasar por pruebas personales y espirituales
Mi nombre es Lily Freeman, y me gustaría compartir gran parte de mi viaje con el Señor Jesús. No siempre fue fácil, pero por el camino hubo grandes bendiciones.
Nací en Australia, en una familia musulmana. A los 9 años de edad, mi familia decidió volver para Siria. Los planes de ellos era trabajar, juntar algún dinero y volver para Siria, para que pudiéramos ser educados a la manera musulmana.
Ellos no querían que mis hermanos y yo nos perdiéramos entre las dos culturas.
Como podemos imaginar, fue muy difícil, para mí, crecer en Siria. Fue como volver para atrás en el tiempo. Mi primera lengua fue inglés y yo hablaba un poco de árabe, pero no lo suficiente para poder estudiar. Peor aún, los profesores eran malvados. Para ellos, lo que cuenta es el poder, la autoridad y no que los niños aprendan.
La prioridad de ellos era enseñarnos quien era nuestro enemigo. Teníamos que aprender a odiar y estar preparados para la lucha por los derechos de nuestro país cuando creciéramos. Ellos plantaban esa semilla en nuestros corazones desde muy pequeños. Y es así, que crecí odiando a los judíos por todo aquello que ellos “hicieron” en contra de mi pueblo.
Enfrente en muchas luchas cuando era pequeña, mis padres trabajaban todo el tiempo y ponían sobre mí muchas responsabilidades. Cocinaba, cuidaba a mi hermano, limpiaba la casa y veía a mis padres pelear todo el tiempo. Ellos decían que todo lo que salía mal era por mi culpa. Nunca sentí amor de parte de ellos.
Llegue hasta odiarme, tanto que una vez intente suicidarme. No seguir viviendo así. Gracias a Dios, fallé. Después de eso, tuve miedo y no volví a intentarlo.
También tenía muchas dudas sobre mi fe. Fui reprendida muchas veces por hacer preguntas difíciles, por las cuales no me daban otra respuesta mas que: “las cosas son así y solo tienes que aceptarlas”.
Era muy difícil adaptarme a una cultura en donde las mujeres no tenían ningún derecho y eran tratadas sin ningún respecto. Para ellos, la salvación de la mujer depende del marido, no importa si él es malo – ella tiene que obedecer.
Si la mandara a hacer cosas equivocadas, ella tiene que obedecer, pues así seria salva si obedeciera al marido todo el tiempo.
Tenía miedo de Dios y me preguntaba porque a él no le gustaban las mujeres. Era prohibido casarse con un hombre que no perteneciera a la misma rama del Islam. Pero los hombres podían casarse con cualquier mujer porque ella tenía que convertirse al Islam cuando se casara.
Muchas de las veces, deseaba haber nacido hombre para que mi opinión fuera respetada.
Mi padre me golpeaba mucho. Quería huir pero no sabía a dónde ir. Me sentía acorralada. Muchas noches me acostaba en mi cama y lloraba durante horas, sin esperanza. Mi sueño era un día independizarme, vivir por mi cuenta, trabajar y mantenerme sola.Pero, ese sueño era prácticamente imposible de realizar en aquel país. No esta permitido a la mujer ser independiente. Mi padre siempre decía que la mujer es como un pájaro sin alas. No puede sobrevivir sola.
* Las fotos fueron desenfocadas para cuidar la identidad de la autora del testimonio
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso