thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Comentario de una internauta sobre el texto “Profecía”, publicado en el blog.

Estoy hace 9 años en la IURD y muy pocas veces oí a los pastores hablar mal de otras iglesias. Tampoco vi el “materialismo fuera de lo común”. Pero, siempre que visito alguna otra iglesia, oigo indirectas o “directas” desde el púlpito contra la IURD. Lo que es una gran pérdida de tiempo, pues no fuimos llamados para peleas internas.

Tengo mucho temor en hablar mal de alguna denominación, pues no quiero verme criticando a un ungido del Señor. ¿Quién soy para criticar a alguien? Sólo Dios conoce el corazón de los hombres. Entonces, es mejor pensar veinte veces antes de “amenazar” a cualquiera con “el día de rendición de cuentas”, como si eso nos cupiese a nosotros.

En el texto “Profecía”, el obispo Edir Macedo no habló mal de otras iglesias, pero sí de una determinada doctrina que ha devastado muchas vidas y atrasado tantas otras, independientemente de la denominación.

Soy grata a Dios por la IURD. Nací en una iglesia evangélica, donde recibí una formación cristiana tradicional. Hice kermeses bíblicas, conozco los versículos de memoria, encuentro cualquier libro de la Biblia en segundos, pero eso nunca me sirvió de nada, por eso, salí de ella a los 12 años. Pasé a frecuentar otra iglesia, que tenía la postura de profetizar. Vi lo que eso causa en la vida de las personas. Por los frutos conocemos al árbol, y los frutos nos muestran que eso no viene de Dios.

A los 16 años, volví a la primera iglesia, donde nací. Salí a los 20, destruida. Conocí a Dios, de verdad, en la IURD. Por eso, digo: nunca fui tan estimulada a leer, entender y poner en práctica la Biblia como en la IURD. Tengo hermanos en otras denominaciones y se de lo que estoy hablando. No quiero faltarle el respeto a nadie, pero la verdad es que muchas personas terminan perdiendo el foco y viviendo una religiosidad en cualquier denominación.

Ayer mismo conversé con una amiga que intentaba convencerme de que era equivocado orar expresando certeza de algo que quería. ¿Pero cómo? ¿Si Pablo dijo que la fe es certeza de las cosas que se esperan y convicción de lo que no se ve? Ella dijo que tenía que saber primero cuál era la voluntad de Dios al respecto (dice eso para basar su creencia de que no todas las enfermedades son para curarse). Entonces, le dije que en la Biblia estaba descripta la voluntad de Dios para absolutamente todo. Es nuestra regla de fe para cualquier circunstancia.

Esa muchacha también creció en una iglesia evangélica y tiene compromisos con el equipo de adoración de su congregación. Quedé aterrada al ver como esas cosas de profecías y revelaciones terminan enyesando a los creyentes, haciendo que la Biblia no sea más sea suficiente para ellos. Ellos tienen la “necesidad” de otros mediadores entre Dios y los hombres. Eso crea cristianos débiles, inseguros, inconstantes, infantiles y derrotados, que no admiten tener alguna responsabilidad que cumplir para que la voluntad de Dios se manifieste.

¿Pagar el precio? De ninguna manera. Es más cómodo y fácil sentarse y dejar que el barco corra libre, buscando respuestas en profecías.

La solución es simple: independientemente de la denominación, el cristiano debe buscar intimidad con Dios, a través de la lectura bíblica, de oración y búsqueda del Espíritu Santo. Además de mantener una vida recta delante de Dios, que condice con lo que Él determinó en Su Palabra.

Infelizmente, mucha gente prefiere quedarse agarrada de lo que creyó toda su vida, en vez de oír la Palabra de Dios, sin intermediarios.

Es así que el diablo intenta estorbar el crecimiento de los cristianos: por el engaño.

No existe revelación mayor que la Palabra de Dios. Y ella es suficiente.

En la fe,

Vanessa Lampert