Ni bien fui invitada a hacer el “rush” me dije a mí misma: “Yo no, ¿para qué? Ya soy una mujer de Dios, ya soy obrera y hago todo correctamente…”

¡Caramba! Si no me hubiesen invitado por segunda vez a intentar el “rush”, ¡no sé dónde estaría hoy!

Todo comenzó así:

Estaba todo más que bien, nunca estuve perdida. A los 12 años me bauticé en las aguas y después tuve un encuentro con Dios, y me pensaba que eso era el bautismo con el Espíritu Santo. Fui teniendo experiencias con Dios y en medio de eso fui levantada a obrera. Permanecí firme. Creo que solamente por la fe hacía la diferencia en la parte operativa, ¡y pensaba que estaba venciendo!

Fui creciendo, sin embargo tenía un problema: me creía la mejor, era muy orgullosa, me creía “la que hacía todo bien”, la dueña de la razón, era obstinada y, peor, no aceptaba que me contradijeran. No era Dios en mí, ¡era yo misma todo el tiempo luchando con la fuerza de mi brazo!

Llegó la divulgación del Godllywood en mi iglesia y la esposa del pastor me hizo la invitación. Enseguida dije: “No, no tengo tiempo”, y di esas excusas que cite antes. Solo que ella me invitó una vez más y decidí aceptar y, en el mes del “rush” pasé por las entrevistas. En esas, recibí lo que necesitaba para ser sellada con el Espíritu Santo: oí muchas verdades que dolieron… REALMENTE  MUCHO.

En esos días de entrevistas y de más proximidad con la “Sister”, reconocí que mi postura altiva y llena de mí estaba equivocada. No fue del día a la noche. Al principio, no me reconocía más en mi mente. Pensaba: “Mi Dios, ¿estaré siendo así? ¿¿¿Realmente tengo que cambiar???” Dudas y más dudas.

¡Me cayó la ficha!

Me humillé… ¿Y sabe por qué no tenía el Espíritu Santo? Porque no era humilde, hablaba mucho y creía que siempre tenía razón. Y quien me ayudó fue el Godllywood. Si no fuese por la libertad que tenía de estar cerca de la “SISTER”, cerca de la “BIG SISTER”, eso no hubiera sucedido y yo estaría en el infierno, ¡aun con el uniforme!

En seguida de empezar en el Godllywood fui bautizada con el Espíritu Santo, en un propósito de humillación que hubo en la iglesia durante cinco semanas, vestida con arpillera en las reuniones de los jueves. Busqué mucho, reconocí que no tenía que ser a mi manera y sí a la manera de Dios y entonces sucedió mi nuevo nacimiento.

Después del nuevo nacimiento, ya estaba dentro del Godllywood y fui siendo moldeada por Dios, por las tareas, por las exhortaciones y por las orientaciones.

Cambié. No soy más orgullosa, aprendí a oír más, a cuidar mejor a mi familia, a cuidar mi casa, a ser fuerte para superar las dificultades, a controlar mis emociones y ansiedades, no cuestiono más a las personas y no soy más esa molesta llena de razón y opiniones.

Después de eso vino el “fuego”.

Pasé por desiertos muy grandes, dolorosos, por humillaciones. Y si hubiera sido la antigua Liana enfrentándolos, xiiii… No hubiera soportado. Pero los superé, los vencí, los atravesé.

Fui aprendiendo con cada lucha y pude disfrutar de todo lo que Dios tenía para enseñarme. Estoy agradecida a Dios y a este Grupo.

El Godllywood me enseñó a ser de hecho una simple sierva de Dios. Junto con mi nuevo nacimiento, vino el deseo de servir a Dios en el Altar, y sé que en el momento adecuado Dios me va a bendecir. Pero lo principal: aprendí a ser una verdadera mujer de Dios, temerosa y sumisa a la voluntad del Señor Jesús.

HOY soy una obrera, y puedo hacer por el pueblo todo lo que fue hecho por mí.

HOY soy feliz, y volviéndome cada día más virtuosa.

HOY soy una “Little Sister” del grupo y puedo hacer por las “Lindas” y “Queridas” todo lo que un día mi “Sister” hizo por mí.

Ahhhh! Y lo mejor: puedo mostrar a Jesús por donde vaya. Todo eso debido a las enseñanzas Godllywoodianas y, principalmente, al Espíritu que recibí en el Godllywood.

¡Gracias por todo, señora Cris!

‘Pledge’ Liana Defante Pessanha, del  grupo ‘Graciosas’ – Rio de Janeiro.

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