Carta al afligido

Diariamente, he visitado mi blog. He leído sus comentarios y participó de las alegrías de muchos y me he angustiado con la tristeza y situaciones difíciles de otros. ¡Ah! ¡Si pudiera resolver sus problemas y sanar las dudas! Sobretodo, estoy absolutamente seguro de que mi Dios, según Su fidelidad y misericordia, ha cuidado de cada uno de nosotros. Ni siempre Él responde en el momento de la aflicción. Pero siempre esta presente para sostenernos.
Vea Su atención, cariño y consideración en estas palabras: “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37)
Sé que no es fácil administrar los problemas diarios. Entretanto, hemos aprendido mucho que, cualquiera que sean las dificultades enfrentadas, Su Espíritu es con nosotros. Y todo coopera para el bien de aquellos que Lo aman.
Todos los nombres, incluyendo de los que me critican y odian, han si presentados a Dios en mis oraciones diarias. Tan solamente estén firmes, porque puede el llanto durar toda la noche, pero la alegría viene al amanecer. Si no vino esta mañana, vendrá en la mañana siguiente.
“Aunque la visión (promesa) tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” (Habacuc 2:3)
Sean todos bendecidos en el Nombre del Señor Jesucristo.
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