“Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste Me servirá.” Salmos 101:6

Estos fieles que Dios busca no son los fieles a Él, porque si lo fueran, ya estarían habitando con Él y no habría necesidad de buscarlos.

En realidad, cuando Dios habla de fieles, se está refiriendo al marido que le es fiel a su mujer, a la mujer que le es fiel a su marido, al jefe que le es fiel a su empleado, al empleado que le es fiel a su jefe, a alguien que le es fiel a su socio. Él se refiere a las personas que son fieles en sus compromisos personales y a su prójimo.

¿Qué empresario contrataría a un empleado sabiendo que él es infiel?
¿A qué empleado le gustaría tener como jefe a alguien infiel?
¿Qué persona entraría en sociedad con alguien infiel?
¿Qué mujer buscaría a un hombre para que viva con ella, sabiendo que él es infiel?

Yo dudo que a un hombre le gustara tener una mujer infiel viviendo con él. El hecho es que cuando la persona es fiel en todo aquí en la Tierra, será fiel a Dios. Fue lo que sucedió con Abraham en Ur de los Caldeos, donde él vivía. ¿Cuántas personas habitaban allí? Sin embargo, Dios vio fidelidad en Abraham y lo llamó para habitar con Él.
Por eso, nada le faltó a Abraham y no hubo quien lo pudiera destruir.

Dios está buscando fieles en la Tierra, ¿será que Él le encontraría a usted?
Con relación al diezmo, es algo que debe ser visto como señal de fidelidad, aunque no todos los que traen el diezmo al Altar han sido fieles a su semejante.
Ellos dan el diezmo a causa de los beneficios, y no porque habitan con Él. Jesús llamó “fariseos” a este tipo de gente, cuando dijo:

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” Mateo 23:23

Nosotros creemos que todos los diezmistas son fieles, por lo menos deberían serlo.

Espero que Dios le encuentre.

Que Dios lo bendiga.

Obispo Romualdo Panceiro