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Aproximarse al Consolador

18° Día del Ayuno de Daniel

El principal motivo del fracaso de las personas es el hecho de no tener una relación directa con el Espíritu Santo, pues es Él Quien nos guía, dirige, protege, en fin, Él es la propia vida. El alejamiento de Él les ha traído dolores y sufrimientos a muchos.

En una ocasión el profeta Jeremías, al ver la desolación de Israel, dijo:

Por esta causa lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas, porque se alejó de mí el Consolador que dé reposo a mi alma; mis hijos son destruidos, porque el enemigo prevaleció. Lamentaciones 1:16

Aquí él muestra cuál fue la causa de la desgracia de su pueblo: el Consolador Se alejó. Ante eso el enemigo prevaleció y ya no había más fuerzas para luchar. Pero la pregunta es: ¿Por qué Se alejó? La historia nos muestra que la desobediencia, el pecado, la insistencia de andar siempre en sus propios caminos sin tener un compromiso con Dios, provocó el alejamiento del Consolador y, por consecuencia, el fracaso de Israel, que fue llevada a perder su identidad como nación, además de tener a su pueblo llevado cautivo a Babilonia, donde gimió durante 70 años. En realidad, ¡ellos fueron los que se alejaron!

Hoy en día hemos visto lo mismo. Personas que están dentro o fuera de la iglesia gimiendo y que se cansaron de luchar por su familia, por su matrimonio, por su economía e, incluso, por la propia vida, pues hasta sienten deseo de suicidio. Y muchos piensan que ese cansancio se debe al desgaste, al tiempo, al estrés, pero, muy en el fondo, esa falta de fuerzas es exactamente por la ausencia, por el alejamiento del Espíritu Santo de ellas. No es que Él Se haya alejado, sino que ellas lo hicieron, y cuando Él no está presente en la vida de alguien, la persona es consumida por los problemas.

Y como si eso fuera poco, el enemigo (diablo) prevalece en su contra, pues cada lucha trabada es una derrota segura, ya que ella está luchando sola, sin la dirección ni la protección del Espíritu.

El 17 será el último día del Ayuno de Daniel, y será la mayor oportunidad para que los cansados, los abatidos, los que están teniendo un fracaso tras otro cambien esa situación, pues será el día en que buscaremos esa aproximación, hacer que los sedientos, todos los que Lo desean con toda su alma, tengan una experiencia con el Consolador.

Aquellos que vengan al Altar con un corazón arrepentido, determinados a cambiar, serán llenos del Espíritu Santo, y Él dará nuevas fuerzas, restaurará, y alejará al enemigo que venía prevaleciendo.

¿Aproximarse o continuar alejado? ¡La decisión es de cada uno!