thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Agradecimiento

Obispo,

¿Cómo irme sin antes expresar la inmensa alegría que llena mi ser? Son 27 años que vengo sirviendo a Mi Señor, de los cuales, 21 fueron fuera de Brasil.

Durante todo este tiempo hemos estado, como usted dijo en la reunión, madurando, porque solamente los años, las luchas, las tribulaciones y todo lo que es necesario van formando y forjando en nosotros el carácter de Dios. Y, honestamente, yo aguardaba el Templo, como todo el pueblo que se sacrificó por él. Yo quería vivir esta experiencia, quería «sentir», usted entiende cuando uso esta expresión, no es solo el sentimiento.

Obispo, el domingo a las 18hs, llegué temprano y me quedé allá en el fondo, mirando el Altar, el Arca, y pensando, meditando en las cosas de Dios, y de repente mi alma fue inundada de un gozo tan extraordinario que no lograba contenerme, lloraba como un niño, estaba siendo lavado, las aguas del Espíritu Santo corrían sobre mi alma, y eso fue incluso antes de que el culto comenzara.

Yo estaba reencontrando a Jesús, estaba renovándome, allí está Mi Salvador. Recordé a los apóstoles cuando oraron y la casa quedó llena, Hechos 4:31, y mientras estoy escribiendo no puedo contenerme, ¡es muy fuerte, obispo! ¡Es indescriptible! Solamente quienes vinieron y quienes vendrán, podrán entender lo que estoy escribiendo.

Bueno, no es necesario decirle a usted lo que sucedió después de que la reunión comenzó, fue simplemente glorioso. ¡Fue maravilloso!

Cuando usted terminó, pensé: Pero, ¿ya? Estoy renovado, volviendo a New York con todo. No podría dejar de agradecer, primero al Señor Jesús quien fue y es el Autor de todo esto, y a usted obispo que, como padre, nos ha cuidado y ayudado.

Que Dios lo bendiga a usted, a la Sra. Ester y a toda su familia infinitamente más.

Gracias, obispo, discúlpeme por extenderme, pero no podía irme sin expresar mi agradecimiento.

¡Un gran abrazo!