20º Día - La última chance
Para el que piensa en suicidarse
A los 7 años de edad tenía un tumor muy grande en mi muslo derecho. Los médicos ya habían decretado que tendrían que amputarme esa pierna.
Mi familia pasaba por una situación financiera muy difícil y ya habían recibido la orden de desalojo.
Aquella tarde, mi padre, que nunca había tomado, llegó a casa borracho y sin nada de dinero de su sueldo – la única esperanza de mi madre de intentar juntar algo para el alquiler.
Mi madre lo echó de casa y decidió que esa madrugada iba a suicidarse.
Yo era hija única y después de llevarme a dormir, fue a la cocina con el arma de mi padre y se preparó para apretar del gatillo cuando yo me desperté y la llamé.
Ella vino a ayudarme pensando que iba a cumplir mi último pedido y le dije que quería mirar dibujos animados en la televisión. Ella intentó convencerme de que no había dibujos animados porque era de madrugada, pero yo insistí.
Ella, en aquel momento, pensó que iba a dejarme en la sala viendo televisión con el volumen bien alto y así regresar para completar lo que estaba haciendo. Entonces sintonizó un programa llamado “Panel de la Verdad” y el entonces pastor Macedo decía: “usted que piensa que su vida no tiene solución y tiene un arma en la cabeza para matarse, no lo haga, venga hasta la iglesia pues hay una salida para su vida”.
Al escucharlo, ella decidió intentarlo y si, después de ir a esa dirección en Aboliçao, nada cambiaba, se iba a matar.
Al día siguiente, cargándome en el cuello pues yo ya no podía caminar por el tumor, fue desde Saracuruna al predio en Aboliçao. Al entrar a la iglesia me sentó en el último banco y manifestó un espíritu inmundo.
El pastor Macedo, que estaba solo en la iglesia, oró por ella y el demonio dijo que fue enviado para destruir a todos y que la hechicería había sido hecha en la pierna de una muñeca mía, a pedido de una tía, para que yo perdiera la pierna y eso fuera la tristeza de mis padres.
Después de la oración el pastor Macedo me llamó para abrazar a mi madre y yo me levanté y caminé, cosa que no había hecho durante mucho tiempo.
Mi madre se maravilló y cuando llegué cerca del altar, nos dimos cuenta que el tumor había reventado y estaba supurando toda la suciedad.
Desde entonces, hace casi 30 años, toda mi familia está en la Iglesia Universal. Vencimos todas las dificultades, hechicerías y permanecemos. Tengo hermanos más chicos que son obreros y mis padres viven en el Jardim Botânico, (Río de Janeiro) y son miembros de la IURD de Botafogo.
Yo entregué mi vida a Jesús de muy joven, tuve mi encuentro con Dios a los 15 años y hoy hago la obra de Dios hace 4 años en Sudáfrica.
Fabiana Moreira
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso