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¿Quién ha de permanecer?

“¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Y quién ha de permanecer en Su Santo Lugar? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha entregado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño. Él recibirá del SEÑOR, la bendición y la justicia del Dios de salvación.” Salmos 24:3-5

Es muy común que veamos personas que subieron al monte del Señor (Altar) en una Hoguera Santa, sacrificaron y después acabaron perdiendo la bendición, ¿por qué?

Sabemos que más difícil que conquistar un éxito es permanecer en el éxito, más difícil que conquistar un campeonato de fútbol, por ejemplo, es permanecer conquistándolo los años siguientes. Más difícil que casarse es permanecer casado durante toda la vida con el mismo cónyuge hasta que la muerte los separe.

Así es con Dios, más difícil que subir al monte del Señor (Altar) para colocar la vida como sacrificio es permanecer en el Santo Lugar, es vivir en el Altar, es dormir y despertarse en el Altar, es construir su matrimonio, su familia, su patrimonio en el Altar, es tener sus deseos y sentimientos controlados y sometidos al Señor del Altar. Eso solo es posible permaneciendo en el sacrificio de mantenerse “limpio de manos y puro de corazón”, resistiéndose a entregar su alma a la falsedad y a jurar engañosamente. Además, ¿no fue ese el principal contenido de la Campaña de Jacob? Finalmente, recuerde que todo el sufrimiento de él se dio a causa de haber usado la falsedad hacia su padre.

Obreros, evangelistas, jóvenes, miembros y todos nosotros- independientemente de lo que hicimos como sacrificio en el altar del Señor: tenemos que permanecer en Su monte, renovando de Hoguera en Hoguera, de fe en fe, nuestra alianza hasta el fin de nuestra vida en este mundo. Recuerden: todo lo que el diablo quiere es que quien no subió al monte del Señor (altar) jamás suba, y que quien ya subió no permanezca, pues él sabe lo que significa un ser humano con la vida en el monte del Señor, porque él vivió allá y era perfecto en sus caminos – así como cuando alguien vive en el monte del Señor, su vida se vuelve perfecta e intocable por la fe.

“Tú, querubín grande, protector, Yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.” Ezequiel 28:14-15

Solo así, mis amigos, venceremos, como dijo el salmista David:

“Él recibirá del SEÑOR, la bendición y la justicia del Dios de salvación.” Salmos 24:5

Dios los bendiga