Las persecuciones de la Globo contra la IURD me hicieron pensar sobre la envidia de los “poderosos” en los días de hoy.

Cuando el Señor Jesús curó a un ciego de nacimiento, de inmediato Él despertó la envidia de los religiosos tradicionales de la época. Si aquellos religiosos fueran realmente de Dios, ellos deberían haber quedado alegres al ver tamaño milagro. Pero no, aconteció lo contrario: ellos se asustaron con la amenaza de que sus sinagogas empezasen a vaciarse.

Creo que hoy día no es diferente. Y lo más grave: Brasil vive una democracia en el que el voto tiene valor. Por eso, da para entender toda esa persecución, que tiene un objetivo claro: Como hay millones de votos en la IURD, somos obligados a pagar el pato…la curación, es decir, el bienestar social de aquel ex-ciego generó un problema grave para Dios. Pero todo ya estaba muy bien elaborado por Él. Nada acontece por casualidad.

Creo que Dios permite ciertas situaciones porque tiene ya ciertos objetivos preparados para más adelante. Es lo que acontece en la vida de todos sus seguidores. Quién huye de la guerra es considerado desertor, cobarde e indigno de heredar el Reino de Dios. Es cómo Él mismo dice: “Mas el justo vivirá por fe;
pero si retrocede, no agradará a mi alma” (hebreos 10.38)