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Alma x Espíritu II

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Solamente el nuevo nacimiento da derecho a tener un nuevo corazón. Lea Ezequiel 11.19 y 36.26

El fracaso espiritual está relacionado con la práctica de la fe emotiva.

Sepa de una cosa: la fe emotiva estimula a la cobardía y a la timidez, no consiguiendo con este tipo de fe practicar la Palabra de Dios. Sin embargo, la fe racional es corajosa y sacrificial para hacer la voluntad de Dios.

El no saber separar el lado emocional del lado espiritual trae efectos desastrosos en la vida cristiana.

Al ser Dios Espíritu no se puede confundir la adoración emotiva con la adoración en espíritu.

La adoración emotiva es pura emoción. Las personas lloran, hacen juramentos de amor y se rinden a las pasiones de una fe sensacionalista acompañada por la música apelativa. La emoción es tan acentuada que hasta ya han inventado «el ministerio de las alabanzas». El propio nombre ya es una aberración.

Sin embrago, en la adoración en espiritu o adoración espiritual, el intelecto funciona de acuerdo con la Palabra de Dios. Vea algunos ejemplos en el libro de Salmos.

Pablo no dice: «Siento en quien he creído» sino que dice: «Yo en quien he creído». (2 Timoteo 1.12)

Dos palabritas que muestran bien la diferencia entre el culto emocional y el culto espiritual.

En la comunión de la fe racional, existen dos cosas que hay que destacar: el reconocimiento sincero de la Grandeza de Dios y la demanda de Sus Promesas, tratándose así de una adoración en espiritu y en verdad.

Los nacidos de la carne no tienen este discernimiento porque se dejan llevar por las emociones.

«Porque la Palabra de Dios es Viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4.12)