Obispo Macedo: embustero, embaucador y ladrón
¡Buenas tardes, obispo!
Oí muchas historias acerca de su persona, pero solo a través de este libro ahora sé bien la verdad. Vine de una iglesia que usted ayudó a fundar. Sinceramente, tenía una idea un poco distorsionada de su vida.
Esa iglesia cerró, la orden era cerrar las iglesias pequeñas. Entonces me fui a la iglesia más cercana, la del “cae cae”. Yo era sincera y Le pedía a Dios que me mostrase el camino correcto. Hablo así porque yo también CAÍA para recibir DONES, sin saber que cada vez que caía recibía una casta de demonios que me esclavizaban cada día más.
Mi matrimonio estaba destruido y daba consejos a las parejas. Era el supuesto “don” que tenía. Mi vida era una prueba de Dios. Yo era líder del grupo de señoras, tenía que soportar. Me enamoré del pastor. Él era un hombre de Dios y lo quería para mí, pero sabía que eso era incorrecto. Estaba casado y la mujer tenía epilepsia, él sufría mucho por ella. Pensaba que él y yo íbamos a ganar muchas almas para el Señor. Nunca se lo dije, pero sé que él sabía lo que yo sentía.
Luché, pero Dios ya me guardaba. Un día, pasé por encima del orgullo y del equipaje de lo que había oído y visto acerca de usted en los medios, en internet, en fin, en mi primer iglesia.
Fui a una reunión de viernes en la Universal. Yo, que pensaba que tenía el Espíritu Santo y que estaba llena de dones recibidos en la iglesia del CAE CAE, no manifesté, pero sé que estaba cargada, porque salí de allí liviana, feliz, con una paz que nunca en mi vida había sentido. Estaba segura de que Jesús estaba allí, y de que había encontrado el camino.
Mi marido vino enseguida aquella semana. Fuimos bautizados, aunque creía que ya teníamos el Espíritu Santo. A los 2 meses, por falta de obreros, ya estábamos haciendo la Obra.
En realidad, mi vida mejoró. Mi matrimonio fue restaurado, pero lo miraba a usted, obispo, como un embustero, embaucador, ladrón, en fin, guardaba eso dentro de mí.
Incluso estando en la Obra, en la Universal.
Vine a Portugal con mi marido, luchamos mucho, y después de 10 años de Obra, resolvimos cuidar nuestra vida, que nunca fue adelante (al final, la vida de todos cambiaba y la nuestra no). Caímos feo, pero nunca salimos de la Universal – éramos domingueros. Durante la semana hacíamos nuestra vida a nuestro modo. Estuvimos 6 años así.
Hace 1 año y 3 meses hice una campaña y entré en todos los Ayunos de Daniel para que Dios me mostrara en qué me estaba equivocando, porque para mí estaba todo bien, solo la vida económica no cambiaba (desde el principio).
La venda de mis ojos cayó y desperté en el fondo del pozo de donde nunca había salido, pero ahora veía. Veía el dolor de la distancia de Dios, del vacío de no tener el Espíritu Santo. Entonces sí conocí el significado de luchar. Luché con el propio Satanás para lograr vencer las acusaciones de los pecados, de lo que dejé de hacer, y ahora él me engañaría de nuevo cuando buscase el Espíritu Santo.
Durante un mes sufrí muchos intentos de accidentes, pero Dios me libraba. Oraba, lloraba, ayunaba y el infierno aumentaba.
Entonces, viendo una prédica suya más en la IURD TV, oí que decía que “NI DIOS NI EL DIABLO PODIAN INTERFERIR EN MI VOLUNTAD”. YO TENÍA PODER PARA ESCOGER: Esa palabra era la bomba atómica para arrasar con el diablo y sus dudas.
Asumí mi posición de hija, de heredera de la Salvación en Cristo, mi Señor y Salvador, y se acabó.
Fui bautizada, recibí el Espíritu de poder, de amor y de moderación. Estoy otra vez en la Obra, y esta vez para hacer estragos en el infierno, y Satanás lo sabe, pues hace de todo para detenerme, pero ahora sé a quién sirvo.
Y, como prisionera de Cristo, soy libre para rescatar almas del infierno.
Mis luchas aumentaron y mi colección de victorias también.
Agradezco por su vida obispo, lo quiero y reconozco su lucha para que yo esté aquí hoy, dando este testimonio.
Espero ayudar a muchas personas que como yo tengan dudas sobre usted, y les aconsejo: Lean el libro “NADA QUE PERDER” y sabrán quién es el hombre y el obispo Edir Macedo.
Rosa Lisboa
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