Recordar es vivir
Un amigo me regaló el libro. Al amanecer del día siguiente comencé a leerlo. Mi plan era leer dos páginas por día. Siempre hago así, pero fue increíble: cuanto más leía más quería leer, no lograba detenerme, solamente lo hice cuando llegué a la última página, a las cuatro de la tarde… ¡¡¡Caramba!!!
A medida que iba leyendo, me involucraba más con la historia y me acordaba de mi padre, de mi madre, de mi abuela. Obispo, lo felicito por su linda historia, por la fe y por lo aprendido. Gracias por el consejo de amigo que me dejó. Por el mensaje de fe y esperanza que dejó en mi vida. Mi amigo me hizo el regalo porque estaba sintiéndome deprimida y descreída de la vida, en el fondo del pozo. A través de esta lectura, usted me hizo ver quién es la solución de mis problemas y cuál es el camino que debo seguir. A quién debo renunciar y qué debo hacer. Gracias obispo, de verdad. Felicitaciones por la Universal. Tendré el inmenso placer de participar de la Obra, de estudiar los caminos, la Biblia, de leer otros libros y tener la sabiduría para seguir adelante.
Jaqueline Andrade
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Ayer terminé de leer el maravilloso libro NADA QUE PERDER del obispo Macedo. Es una gran elección, pues fue escrito con mucha sinceridad, contiene relatos profundos, testimonios fantásticos que el obispo Macedo nos proporciona. Estoy esperando el segundo libro que prometió lanzar. Uno de los mensajes que me llamó la atención fue la oración que el obispo Macedo hizo el 5 de febrero de 2010. ¡Qué bella oración, qué gran humildad! Estuve a punto de llorar. Al leer esa oración, es imposible no sentir la presencia de Dios.
¡Vaya! Observando y leyendo hoy los reportajes de la historia de la Iglesia Universal del Reino de Dios, podemos decir sin equivocarnos que no fue fácil para el obispo Macedo llegar adonde llegó. Dios, nuestro Dios, tiene que honrar a nuestro querido obispo. Por su insistencia, por su intensidad para no desistir nunca. Solo nos resta agradecer a Dios y al obispo Edir Macedo por haber tenido la dirección del Espíritu Santo al fundar una de las más bendecidas Obras de Dios – la Universal. Gracias, queridísimo obispo.
Joel Rosa da Conceição
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¡Es increíble lo perfecto que es Dios en todas las cosas! Mi marido y yo estábamos apartados, pero nunca fuimos a la Iglesia Universal. Inclusive confieso que no teníamos una buena impresión de ella. Un amigo del trabajo de mi marido, un nuevo empleado que ingresó hace menos de un mes, le regaló este libro, y él quedó impresionado por lo que decía allí. Me produjo curiosidad, porque él nunca se interesó por ningún libro, y decidí leerlo también. Me encontré en las palabras del obispo, los cuestionamientos, las tantas veces que creí haber aceptado a Jesús, la necesidad de perdón. Este libro rompió las ideas que tenía sobre la iglesia e inclusive acerca del obispo, ideas que los medios introducen constantemente en la población. Confieso que nos dio ánimo y voluntad de buscar a Dios. Tal vez esa persona ni sepa que este libro fue el mejor regalo que nos hicieron, pero lo fue, ciertamente. Y hoy, si Dios lo permite, voy a hacer una visita a la Iglesia Universal. Obispo, usted es un hombre bendecido y, sobretodo, humano.
Michele Lacerda
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