Señor obispo Macedo:

La mañana del 16 de octubre marcó mi vida.

Cuando oí decir que usted vendría personalmente a nuestro presidio para lanzar su libro “Nada que perder”, confieso que dudé…
¿El obispo Macedo aquí en este lugar?
¿Un líder de su importancia en medio de quien es lo más rechazado de este mundo?

Fue entonces que, alrededor de las 10 de la mañana, lo vi atravesando los portones del patio de la cárcel.
¡Mi corazón latió más fuerte!
No precisamente por idolatrar su figura, sino por pensar lo que eso significa para nosotros, que somos considerados “la basura de la sociedad”.

Viví 15 años en el mundo del delito. Practiqué tantas barbaridades que tengo hasta vergüenza de contarlas. Vergüenza de mí mismo.
Hace cuatro años, decidí convertirme dentro de la cárcel. Estoy luchando para nacer de nuevo.

Las historias de abandono se multiplican en prisión. Muchos compañeros fueron rechazados por su propia mujer, por sus hijos, por su padre y por su madre.
Gran parte de ellos no recibe ni siquiera una visita. Nadie. ¿Es posible imaginar el tamaño de ese dolor?

Pero usted, aun sin conocernos, vino a visitarnos para lanzar su libro de memorias. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento.

Ahora, lo que vamos a hacer es esparcir los libros por cada rincón del presidio. Vamos a hacer que “Nada que Perder” recorra las demás celdas, las enfermerías y las “solitarias”, los aislamientos donde quedan los presos castigados.
Ya tengo mis “armas de la fe” en mi puño: decenas de ejemplares del libro, donados por los voluntarios de la Iglesia.

Su imagen, orando de manos tomadas con todos nosotros, nunca se va a borrar de mi mente.
Una frase dicha por usted me quedó grabada: “Si nadie allá afuera los quiere, ¡nosotros los de la Iglesia Universal los queremos!”.

Yo también quiero a la Iglesia Universal. Yo quiero a Dios.
Quiero cambiar la situación. Quiero recomenzar.

Hoy, Dios y su visita renovaron mis fuerzas para seguir ese camino.

Dirceu Aparecido de Oliveira, 33 años, condenado a 24 años de prisión, Centro de Detención de Pinheiros (San Pablo)

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