Serafines y Vencedores
Isaías tuvo la visión de Dios sentado sobre un trono alto y sublime. En la oportunidad, vio también que Serafines, ángeles de orden superior, sobrevolaban el trono y glorificaban al Altísimo.
Y cuando el profeta se sintió perdido y aterrorizado delante de tal visión, uno de ellos, respondiendo a la orden Divina, salió a su encuentro para salvarlo con una brasa viva del altar. (Isaías 6:1-7)
Aquí tenemos las únicas informaciones bíblicas sobre esa clase especial de ángeles.
Asistiendo directamente al Santísimo, ellos parecen ocupar la posición más relevante entre los seres angelicales.
Por otro lado, en su carta dirigida a la iglesia de Laodicea, el Señor Jesús hace una de las promesas más magníficas para el vencedor: sentarse con Él en el trono de la misma forma como Él está sentado en el trono con Su Padre. (Apocalipsis 3:21)
También para la iglesia de Filadelfia, la promesa se repite de otra forma cuando le dice al vencedor: lo haré columna en el santuario de Mi Dios, y de allí jamás saldrá. (Apocalipsis 3:12)
Vemos así que la posición final de los vencedores será infinitamente más relevante que la de los seres celestiales de mayor grandeza.
Es bueno recordar que el vencedor del que se habla aquí no es aquel que fue salvo inmediatamente antes de la muerte. ¡No! ¡Mil veces no!
Estos serán salvos. Pero el galardón de la gloria está prometido solamente para los que luchen y venzan.
Vencedor es aquel que enfrentó dificultades en su jornada de la fe, y que al igual que Jesús soportó afrentas, injusticias, dolores, hambre, sed, calumnias, persecuciones y hasta la muerte por causa del Señor ¡y permaneció fiel hasta el fin!
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