Fe práctica

En la lectura bíblica, debemos siempre tener en mente dos cosas: Las informaciones prácticas y las que no son prácticas.
Las prácticas son para moldear el comportamiento humano delante de Dios, delante del prójimo y de sí mismo.
Las que no son prácticas sirven apenas para aumentar el volumen de conocimientos que no agregan nada. Son como lenguas extrañas pronunciadas para otros. No ayudan en nada, salvo cuando hay una interpretación.
Mi punto de vista es que el conocimiento sólo tiene valor si se practica.
Job fue un ejemplo práctico de fe, aun no habiendo hecho ningún milagro. Representó a Jesús con su conducta pura. Con relación a eso, Dios lo honró frente al diablo.
Su integridad y rectitud dieron testimonio de su carácter con relación al prójimo. Era justo en el trato de negocios con su prójimo porque era temeroso a Dios. Ese temor era una especie de freno en la manera de tratar a las demás personas.
Y para preservar su comunión con Dios, él se cuidaba para huir del mal.
¿Es fácil posicionarse así en una sociedad tan corrupta, en la cual los valores morales y espirituales se invierten? ¿En un mundo donde la ley es cada uno por sí mismo y los demás no que se pierdan…?
¡No, no lo es!
¿Sin embargo, la misma corrupción del tiempo de él fue en el tiempo de Noé, Abraham, Noemí, Ruth, Daniel?
¿Y cuál es el secreto de ellos?
El secreto fue asumir de forma práctica su fe en Dios.
Paralelamente, hoy en día hay una excelente oportunidad de ser como ellos. Basta actuar la fe y dar al mundo incrédulo la misma lección dada por Jesús a Felipe. Cuando este Le pidió que le mostrara al Padre, Jesús respondió:
“¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9).
Los cristianos tienen la obligación de mostrarle a Jesús al mundo con el testimonio de sus vidas. ¡Ese es el verdadero principio de la fe cristiana!
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